La llave de la paz la tenemos dentro del corazón, pero hasta ahora hemos sido perezosos para hallarla y usarla en favor del bien común.
Si liberáramos nuestros corazones de los odios y resentimientos que se acumulan con nuestros conflictos cotidianos, si tuviéramos el coraje de decirle adiós a los instintos violentos e iracundos, si fuéramos más humildes y menos egoístas y orgullosos, la llave de la paz nos abriría muchos buenos caminos.
Con la paz ganamos todos. Sólo pierden los extraviados, los insensatos, los criminales y delincuentes o los que han perdido los últimos átomos de la cordura y no pueden ya vivir si no es con la violencia, con la maldad o con el deseo de dañar a los demás.
Como brillantemente dijera el excelso maestro mexicano Benito Juárez, el respeto al derecho ajeno es la paz.
¿Cuánto cuesta observarlo y practicarlo y hacer de esa máxima un ejercicio irrenunciable cada hora, cada día, cada semana, cada mes, cada año?
Hoy es el Día Mundial de la Paz y ojalá que pueda ser un día en que cada uno de nosotros se comprometa a respetar, tan sólo eso, los derechos del prójimo, para que descubramos que la paz puede encontrar espacio y alas en nuestros propios corazones, en nuestra conducta, en nuestro trato con los demás, y diseminarse por un mundo lleno de guerras, de violencia intrafamiliar, de enemistades, y transformarlo en algo mejor.
Todo el mundo anhela la paz, pero, ¿qué estamos haciendo para alcanzarla?
Fuente: Listin.com.do
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